Recuerdo imborrable.

jueves, 14 de abril de 2011 · 0 comentarios

Hoy a la distancia, siento una enorme congoja recordando el cortejo fúnebre que acompañaba al Presidente Raúl Ricardo Alfonsín, pero también recuerdo con una enorme alegría la multitud que iba detrás de él. Pude ver personas que cuando asumió la Presidencia de la Nación, no habían nacido; y sin embargo, allí estaban. Me pregunté porque tremenda demostración de amor si tuvo que irse sin poder completar su mandato en medio de una crisis política y me contesté; que evidentemente le damos mucho más valor a las conductas de los hombres, antes que a hechos circunstanciales y forzados; y vaya si Alfonsín tenía conducta.
A partir de esta certeza, y en un intento por comprender nuestra realidad, pude ver que la gente muchas veces presiente cuando hay conducta u oportunismo político, y reconoce la diferencia entre políticos como él y políticos con apetencias personales desmedidas con un único interés: poder y figuración. Después de muchos años y en momentos en que la luz al final del túnel nos dice que éste; y no otro; es nuestro tiempo de reconstruir desde el lugar más profundo, aparecen con intención de representar nuestras ideas y sumarse a nuestra lucha, dirigentes que estaban en el ostracismo; traidores ideológicos, advenedizos foráneos, funcionarios que otrora nos gobernaron sin nuevas ideas y que se quedaron en el tiempo y; representantes del pueblo con marcadas inclinaciones oficialistas. Ninguno se presenta enarbolando; como les reclama la militancia; las banderas de la unidad, el consenso, el respeto por las mayorías. Sus banderas son: la atomización, la exigencia, la trayectoria personal, la queja; jamás la humildad. Nuestra historia reciente nos dice que no sabemos resolver nuestras diferencias en internas y hoy; aún con esas diferencias; debemos abroquelarnos detrás de un único objetivo: el rescate de la Unión Cívica Radical.
Me gusta pensar que no lograría enojar a Don Raúl si hago mías sus palabras y les digo que: “estoy persuadido” que la Unión Cívica Radical de Chubut tiene un único futuro, no dos o tres; uno solo: deponer todas las ambiciones personales que tanto daño le han hecho al partido, en algún caso asumir que su tiempo ya fue y dando un paso al costado, acompañar y brindar; con la mayor humildad; su invalorable experiencia, no su paternalismo. No pretendamos que las cosas cambien si siempre hacemos lo mismo, tenemos un desafío por delante y sin desafío la vida es una lenta agonía. El partido está en crisis, trabajemos duro y acabemos de una vez con la única crisis amenazadora, que es la tragedia de no querer luchar por superarla. La historia y la gente nos reclama que estemos todos unidos; no casi todos; detrás de las únicas banderas que nos deben cobijar: la argentina y la rojiblanca. Quiero cerrar con un proverbio danés: “En los tiempos de grandes vientos de cambio, muchos construyen refugios y se meten adentro, otros construyen molinos y se enriquecen”.