Incorregibles.

jueves, 14 de junio de 2012 ·


Jorge Luís Borges, nuestro mayor escritor y a quien recuerdo entrañablemente, acostumbraba calificar a los peronistas como incorregibles.
            Ciertamente era una referencia general, porque de haber tenido la oportunidad de conocer a cuatro personajes que creo válido asemejar a otra especie, seguramente hubiese utilizado un adjetivo muy distinto. Estos remedos de seres humanos le han agregado a su retahíla de posiciones autoritarias, necias y a su condición de mandados, una muy mala educación.
            Hace muchos años tuve oportunidad de escucharlo en una charla a este genio de la literatura, y recuerdo que repitió varias veces en referencia a distintos temas, “perdone mi ignorancia”. Justo él, uno de los escritores más extraordinarios que tuvo la literatura hispanoamericana y universal definiéndose como ignorante. Examinó, la condición humana en toda su complejidad y, aún pecando de irrespetuoso, me atrevo a dudar de su capacidad para poder interpretar, en toda su dimensión, la personalidad de los cuatro protagonistas que conforman un monolítico grupo de cipayos modernos.
            Personalidad, es aquel conjunto de características o cualidades originales que destacan en algunas personas o sujetos inteligentes. Ahora bien, cuando encontramos personas que carecen de cualidades o principios morales y éticos, fundamentales para regir su vida, podemos deducir que el desarrollo de los hemisferios cerebrales no es consistente con la velocidad de crecimiento imprescindible para ello, y por eso podemos afirmar sin temor a equivocarnos, que estamos en presencia no de seres humanos sino frente a simples unidades biológicas de carbono.
            El término cultura permite, a veces, distinguir el comportamiento humano del de otros animales, aunque algunos animales no humanos parecería que tienen alguna forma de comportamiento cultural aprendido. Hay grupos de chimpancés que utilizan técnicas diversas para capturar el alimento y existen diversos estudios científicos, planteando que el hombre primitivo tenía una velocidad de crecimiento parecida a la de los simios y mucho más rápida que la del hombre moderno. Es vasta y conocida la supremacía del macho alfa en toda manada, también la de aquel segundo que puede llegar a disputarle el poder, aunque por el momento simplemente obedece.
            Todo lo mencionado; obviamente no se corresponde con el ser humano que primero es y luego existe pero,  tampoco los personajes de esta pequeña historia se corresponden antropológicamente con el resto de nosotros, consecuentemente debiéramos plantearnos y analizar, muy cuidadosamente y con mucha seriedad la posibilidad de delegar ciertas tareas, antes que en estos personajes, en cuatro chimpancés.   

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