viernes, 14 de junio de 2013 · 0 comentarios

La seguridad comienza por casa.
     Habiendo participado en una reunión con altas autoridades policiales en la que se escuchó al Intendente Bortagaray manifestando que él conocía a los que estaban comenzando a sembrar el caos en Dolavon uno no puede menos que preguntarse: ¿cuan profundamente los conoce el Intendente?, ¿este conocimiento está basado en rumores o son allegados a él y de ahí lo expresado con tanta seguridad?
     Dolavon merece mucho más que soluciones, necesita explicaciones de parte del responsable que; por su impericia; permitió que se llegue a esta situación de incertidumbre y mucha preocupación para todos los vecinos. En ningún momento plantean él o sus concejales encarar con absoluta seriedad la gravedad de la ingesta de alcohól que ataca a nuestra juventud, el trabajo para legislar que han venido trabajando "desde hace mucho tiempo" no está plasmado en hechos concretos y, se agrava este sombrío panorama cuando realizan declaraciones a los medios intentando minimizar los hechos cuando no ignorarlos. No es ésta la política que debe considerarse para la resolución integral de la inseguridad que aqueja a nuestra comunidad, no es avanzando sobre los comerciantes que cumplen con las leyes como se obtendrán resultados. Es necesario sacar inspectores municipales a la calle que se ocupen; en primera instancia; del cumplimiento sin contemplaciones de las Ordenanzas existentes sin esperar ninguna clase de rédito político;no son más importantes los votos que Bortagaray pueda perder con estas acciones, que la vida de un ciudadano aún cuando; en verdad; esa es su máxima preocupación. Con tanto "conocimiento" de su parte debiera estar a la cabeza de la problemática junto con la fuerza de seguridad y poner todo lo que sabe a disposición de la misma. No es importante hacer consideración alguna sobre si los que no cumplen con las normas son punteros políticos, concejales o el mismo, la Ley los debe alcanzar a todos por igual. La ciudadanía está esperando que deje la comodidad de su escritorio y de las respuestas que las circunstancias exigen, si es que él está a la altura de esas circunstancias.