Jorge Luís Borges, nuestro mayor
escritor y a quien recuerdo entrañablemente, acostumbraba calificar a los
peronistas como incorregibles.
Ciertamente era una
referencia general, porque de haber tenido la oportunidad de conocer a cuatro
personajes que creo válido asemejar a otra especie, seguramente hubiese
utilizado un adjetivo muy distinto. Estos remedos de seres humanos le han
agregado a su retahíla de posiciones autoritarias, necias y a su condición de
mandados, una muy mala educación.
Hace muchos años tuve
oportunidad de escucharlo en una charla a este genio de la literatura, y
recuerdo que repitió varias veces en referencia a distintos temas, “perdone mi ignorancia”. Justo él, uno
de los escritores más extraordinarios que tuvo la literatura hispanoamericana y
universal definiéndose como ignorante. Examinó, la condición humana en toda su
complejidad y, aún pecando de irrespetuoso, me atrevo a dudar de su capacidad
para poder interpretar, en toda su dimensión, la personalidad de los cuatro
protagonistas que conforman un monolítico grupo de cipayos modernos.
Personalidad, es aquel conjunto de
características o cualidades originales que destacan en algunas personas o
sujetos inteligentes. Ahora bien, cuando encontramos personas que
carecen de cualidades o principios morales y éticos, fundamentales para regir
su vida, podemos deducir que el desarrollo de los hemisferios cerebrales no es
consistente con la velocidad de crecimiento imprescindible para ello, y por eso
podemos afirmar sin temor a equivocarnos, que estamos en presencia no de seres
humanos sino frente a simples unidades biológicas de carbono.
El
término cultura permite, a veces, distinguir el comportamiento humano del de
otros animales, aunque algunos animales no humanos parecería que tienen alguna
forma de comportamiento cultural aprendido. Hay grupos de chimpancés que
utilizan técnicas diversas para capturar el alimento y existen diversos
estudios científicos, planteando que el hombre primitivo tenía una velocidad de
crecimiento parecida a la de los simios y mucho más rápida que la del hombre
moderno. Es vasta y conocida la supremacía del macho alfa en toda manada,
también la de aquel segundo que puede llegar a disputarle el poder, aunque por
el momento simplemente obedece.
Todo lo mencionado;
obviamente no se corresponde con el ser humano que primero es y luego existe
pero, tampoco los personajes de esta
pequeña historia se corresponden antropológicamente con el resto de nosotros,
consecuentemente debiéramos plantearnos y analizar, muy cuidadosamente y con
mucha seriedad la posibilidad de delegar ciertas tareas, antes que en estos
personajes, en cuatro chimpancés.